jueves, 6 de enero de 2011

2011

No puede haber política sanitaria sin política social.
Las tareas de los higienistas no rendirán frutos si previamente no se consolidan las leyes obreras destinadas a dignificar la tarea en fábricas y oficinas, a mejorar sueldos y salarios y lograr los beneficios de jubilaciones y pensiones.Ramón Carrillo
Este año, como ninguno de los últimos tiempos, puede (o tal vez mejor decir es "podría") transformarse en el escenario de una batalla, una más pero decisiva a la hora de proyectar una atención de la salud que sirva a las necesidades de la población y, en particular, de la población más vulnerable. Por qué no decirlo, las necesidades del pueblo. Del pueblo plebeyo, nuestro pueblo.
Así como desde el gobierno de Néstor Kirchner se pudo revertir la tendencia creciente de inequidad del ingreso, un proyecto superador al actual podría dejar un hito de equidad en el uso de los recursos afectados a salud. Ese proyecto debería estar centrado en la integración, con fuerte intervención estatal, de los servicios, inversión pública y nominación de derechohabientes. Construir un verdadero servicio nacional de salud que responda y forme parte de las políticas inclusivas de este gobierno.