(Del lat. territorĭum).
1. m. Porción de la superficie terrestre perteneciente a una nación, región, provincia, etc.
2. m. terreno (‖ campo o esfera de acción).
3. m. Circuito o término que comprende una jurisdicción, un cometido oficial u otra función análoga.
4. m. Terreno o lugar concreto, como una cueva, un árbol o un hormiguero, donde vive un determinado animal, o un grupo de animales relacionados por vínculos de familia, y que es defendido frente a la invasión de otros congéneres.
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“El territorio envuelve siempre, al
mismo tiempo, una dimensión simbólica, cultural, a través de una
identidad territorial atribuida a grupos sociales como forma de
“control simbólico” sobre el espacio donde viven (siendo también
por tanto una forma de apropiación), y una dimensión más concreta
de carácter político disciplinar y político económico: la
apropiación del espacio como forma de dominio y disciplinamiento de
los individuos” (Haesbaert, 1997).(2)
La nueva territorialización o la
actual territorialización de los barrios populares de los centros
urbanos está ligada al concepto de apropiación del espacio como
forma de dominio y disciplinamiento. Idea que no es nueva (Haesbaert,
1997). Lo que sí lo es, al menos para nuestra realidad local,
nacional, es la forma de ejercer esa territorialidad. Cabe aclarar
que en los espacios de barrios privados también se ejerce la
dominación y el disciplinamiento tanto de los externos como de sus
habitantes a través de la seguridad privada y de las normas escritas
y tácitas de funcionamiento. Esa normalización ni siquiera es más
sutil que otras que parecen, a primera vista, más violentas. Los
casos de Rosario, los militantes asesinados a balazos en su tarea
barrial(3),
la muerte de una militante social(4)
y los que recibieron balas dirigidas a ajuste de cuentas entre
bandas(5)
muestran una forma de territorialización de la delincuencia similar
a la de bandas de otros países (Brasil, México, entre otros).
Bandas que controlan su negocio ilícito por medio del soborno y el
terror, subordinando, de esa forma, los aparatos policiales y
políticos como herramientas de protección e, incluso, de expansión.
De allí el enfrentamiento entre bandas en esos espacios.
Por otro lado, hay una
territorialización que tiene origen en los aparatos políticos
locales que, hoy por hoy, controlan los resortes administrativos
municipales, tienen acuerdos con las autoridades policiales locales y
usan como fuerza de choque y amedrentamiento a los que participan,
también, de las organizaciones delictivas vinculadas al futbol y a
la venta de drogas ilícitas. La represión a una actividad de La
Cámpora en Villa Adelina(6),
las agresiones a militantes políticos en Malvinas Argentinas(7),
en Adrogué(8)
en Merlo(9),
en San Fernando(10),
en La Plata(11),
muestran a los mismos actores: conducidos por punteros o
sindicalistas y ejecutados por barras y tranzas.
Estas territorializaciones tienen de
rehenes a los habitantes de barrios pobres. El objetivo de las
conducciones, la delincuencia asociada al narcotráfico y la
delincuencia política, es generar subordinación de los pobladores
para que sirvan como fuente de mano de obra y como escudo social
frente a posibles operativos de fuerzas de seguridad.
Por todo ello, no es casual que unos y
otros la emprendan contra los militantes sociales y políticos que
tienen como fin, organizar la participación social en función de un
proyecto político. En ambos casos, ese propósito atenta contra la
estrategia de expansión territorial y el reclutamiento de soldaditos
(jóvenes y no tanto) con el doble propósito de ampliar la red de
venta y de consumo e interpenetrar la red social de las comunidades
del barrio.
Así, confluyen, entre los integrantes
de estas organizaciones, barras, tranzas, punteros y policías.
Ahora bien, si esta es la foto actual,
el cuadro de una película que está en proyección, cuál es el
final: ¿El territorio será de los narco-delincuentes o de los
político-delincuentes? En cualquier caso, la población será rehén
y persistirá su estigmatización. Los que reciben las mieles de los
poderosos políticos o narcotraficantes a través de sus prebendas o
sus mercancías seguirán señalando a los más pobres como los otros
marginales, delincuentes, sin comprender o invisibilizando que son
las primeras y más frecuentes víctimas de la delincuencia. Es aquí
donde entra a tallar el rol de los medios audiovisuales y escritos
convertidos, como esos antiguos periódicos de sucesos editados en
papel amarillo, en órganos de difusión de los intereses burgueses.
Estos medios muestran con placer y regocijo los peores y más
morbosos detalles de los crímenes en tanto cometidos por aquellos
que sea necesario mostrar como peligrosos agresores (externos) del
orden social establecido. No perfilan un discurso moralizador en los
términos de los preceptos impuestos desde, por ejemplo, las
religiones. Definen los límites del bien y del mal en función de
las propias reglas de sus intereses. Es cierto que nada diferente de
esas otras imposiciones morales. Delinean así, simultáneamente, la
imagen del delincuente y la del delito. Configuran con este conjunto
de hechos y personas el universo de lo delictivo y lo ubican en el
margen. Así, todo lo que está en las pantallas es delito y todo lo
que no está, no lo es. Todos los que aparecen son delincuentes
(niños y adolescentes pobres, villeros, cartoneros, etc.) para
afirmar que los que no están no lo son. Por tanto, instalan entre la
comunidad la preocupación por no ser identificado como
pertenecientes a ese conjunto que aparece en las pantallas e
invisibilizan prácticas corruptas corrientes. En el otro espacio, el
estigmatizado por los medios, también se produce una retracción
ampliando desde ambos lados la distancia y borrando las
identificaciones comunes.
1.en: http://lema.rae.es/drae/?val=territorio 14-1-2014
2.HAESBAERT, R. 2004. O mito da desterritorialização: do “fim dos territórios” à multiterritorialidade. Rio de Janeiro: Bertrand Brasil.En:http://www.unc.edu.ar/extension-unc/vinculacion/instituciones-sociales-y-salud/acciones-realizadas/2009/seminario-extensionista-aportes-de-la-epidemiologia-comunitaria/unc-seu-haesbaert-traduccion-prologoycap2-mito-dest.pdf
3.http://cosecharoja.org/postales-del-triple-crimen-de-rosario/
4.http://cosecharoja.org/rosario-reclamo-de-justicia-por-el-asesinato-de-una-militante-durante-un-enfrentamiento-narco/
5. http://cosecharoja.org/15458/
6.http://www.telam.com.ar/notas/201401/47959-policias-de-san-isidro-agredieron-a-militantes-de-la-campora.html
7.http://www.apcsnoticias.com.ar/?p=7627
8.http://www.diariopopular.com.ar/notas/164302-agreden-militantes-del-kirchnerismo-adrogue
9.http://www.taringa.net/posts/noticias/17227062/Agredieron-a-militantes-de-PO-en-Merlo.html
10.http://www.taringa.net/posts/noticias/17189570/Agreden-y-detienen-a-militantes-K-del-Fpv-en-San-Fernando.html
11.http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-217555-2013-04-08.html
1.en: http://lema.rae.es/drae/?val=territorio 14-1-2014
2.HAESBAERT, R. 2004. O mito da desterritorialização: do “fim dos territórios” à multiterritorialidade. Rio de Janeiro: Bertrand Brasil.En:http://www.unc.edu.ar/extension-unc/vinculacion/instituciones-sociales-y-salud/acciones-realizadas/2009/seminario-extensionista-aportes-de-la-epidemiologia-comunitaria/unc-seu-haesbaert-traduccion-prologoycap2-mito-dest.pdf
3.http://cosecharoja.org/postales-del-triple-crimen-de-rosario/
4.http://cosecharoja.org/rosario-reclamo-de-justicia-por-el-asesinato-de-una-militante-durante-un-enfrentamiento-narco/
5. http://cosecharoja.org/15458/
6.http://www.telam.com.ar/notas/201401/47959-policias-de-san-isidro-agredieron-a-militantes-de-la-campora.html
7.http://www.apcsnoticias.com.ar/?p=7627
8.http://www.diariopopular.com.ar/notas/164302-agreden-militantes-del-kirchnerismo-adrogue
9.http://www.taringa.net/posts/noticias/17227062/Agredieron-a-militantes-de-PO-en-Merlo.html
10.http://www.taringa.net/posts/noticias/17189570/Agreden-y-detienen-a-militantes-K-del-Fpv-en-San-Fernando.html
11.http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-217555-2013-04-08.html