sábado, 9 de abril de 2016

La corrupción



Incluyamos en una lista a aquellos presidentes que, tal vez arbitrariamente, podemos considerar del Campo Popular. Los que con sus políticas, enfrentaron los intereses de las clases dominantes locales y, junto a ellas, a los intereses de las clase dominante central e intentaron ampliar los derechos de las clases populares: Yrigoyen, Perón, Illia, Cámpora, Alfonsín, Néstor, Cristina.
No incluyo a Menem ni a De la Rúa por diversas y coincidentes razones. Frondizi apenas será mencionado.
Sí incluyo a Isabel a pesar de haber traicionado los intereses populares y haber instalado un régimen de terror que intentó acallar las voces disidentes de cualquier tipo porque fue la consecuencia de una estrategia que la reacción comenzó a llevar a cabo desde el primer día de gobierno de Cámpora. Esta circunstancia no le quita responsabilidad en nada a su gobierno. Sin embargo, a pesar de haber sido desvirtuado el proyecto original y haber cedido a los intereses de la clase dominante local, era necesario borrar todo vestigio de populismo y así se hizo. El terrorismo de estado fue un arma más, la más cruel, la más lesiva, de una batalla cultural que permitiera la concentración y expoliación de los recursos, los bienes y la renta nacional.
Lo que intento mostrar es la similitud de estrategias adoptadas por los sectores de poder en todos los momentos históricos en los que hubo acumulación política y apoyo popular.
Coincidentemente, tras las caídas de cuatro gobiernos populares (ya hice la aclaración del gobierno de Isabel), el argumento descalificador para todo lo conseguido fue la corrupción. Los gobiernos de Yrigoyen, Perón e Isabel fueron (el de Cristina es) atacados con esos argumentos de corrupción. La foto de los líderes presos intenta socavar la cohesión popular y crear una significación abarcativa de desastre, de desgobierno, de caos. La corrupción, como significante vacío en la idea de Laclau, subordinando y descalificando todo análisis político. En mi campo de interés, la Salud Pública, la forma de atacar y destruir todo lo hecho por Carrillo entre 1945 y 1954 fue también denunciarlo por corrupto, embargarle sus bienes y condenarlo a morir pobre y enfermo en el exilio.
Por otras razones Frondizi también fue encarcelado en Martín García.
Los gobiernos de Illia y Alfonsín llegaron al final, en un caso producto de un golpe militar y en el otro casi al completar su mandato producto de un golpe de mercado, luego de un permanente hostigamiento que les representó una merma de apoyo popular. La estrategia de descrédito fue sostenida en el tiempo y eficaz por otros medios. Podríamos analizar el sujeto social sobre el que se sustentó la acumulación política inicial y las formas que se usaron para debilitarlo. No digo con esto que esos gobiernos fueran corruptos y solamente no hayan sido denunciados. Digo que si hubiera sido necesario, también lo habrían hecho.
Ahora pensemos cuáles fueron las consecuencias para el Pueblo en todos los casos mencionados. Pensemos que pasó con la distribución de la renta nacional en todos estos momentos. Pensemos cuánto tiempo se requirió para amortiguar las consecuencias de cada uno de esos períodos. Finalmente, recordemos los verdaderos y enormes actos de corrupción que se generaron en cada uno de los procesos que sucedieron a cada uno de estos gobiernos.
Cuando, desde el Estado, se intenta poner límite a la corrupción capitalista para proteger a las clases populares los dueños del poder ponen en juego todo su arsenal. John W. Cooke decía: ”la oligarquía no sólo es dueña de las cosas,: también es dueña de las palabras.” Completaba diciendo: “por lo tanto, cualquier tentativa de sustituir la explotación económica por sistemas más justos de distribución de la renta nacional está al margen de la convivencia. El Estado debe ser indefenso frente a los poderes del dinero y despiadado en la represión de los rebeldes.”(J.W.Cooke, 2011)
Porque eso es el capitalismo, la corrupción es un hecho absolutamente normal. El capitalismo es eso, una fórmula para quedarse con el trabajo de los trabajadores. Karl Marx lo llamaba la subsunción real del trabajo. El capitalismo de por sí se queda con una parte del laburo, la plusvalía, pero se queda con más todavía. Eso es el afano, la corrupción.”(Ferrara, 2007)